Mascaras mexicanas

En el ensayo Paz trata de definir a los géneros en acuerdo a las ideologías culturales de México.

Habla del hombre como un ser macho que es hermético, un ser cerrado que es difícil de interpretar que no se “abre” o se “raja”. El hombre mexicano, no confía en nadie ni en nada, es un ser inexpresivo, frío, desconfiado,  que no se abre, ni se derrama.  Este mismo se esfuerza en ser formal y esto lo convierte en un formulista.

Formal

1. f. Configuración externa de algo.

2. f. Modo de proceder en algo.

3. f. Molde en que se vacía y forma algo.

4. f. Modo, manera. Forma de andar, de hablar.

5. f. Estilo o modo de expresar las ideas, a diferencia de lo que constituye el contenido de la obra literaria.

Siempre hay una lucha constante entre las formas y las formula ya que la forma tiende a ser vacía de contenido.

Al leer esta opinión en acuerdo al hombre mexicano, puedo estar de acuerdo con muchos puntos. El hombre da la idea de ser autónomo, solitario, en control, de si mismo, sus emociones, sus honor, u orgullo pero al final, todo esto son mascaras. La realidad de este hombre “macho” es que es un ser tan vulnerable, tan indeciso, emocional, que la mayoría se esconde tras las piernas de su madre.

El símbolo más grande que hay en México es el de la diosa  Tonantzin denominada por los españoles “Virgen de Guadalupe”-Nuestra Madre-. Este símbolo femenino es de gran poder para la cultura religiosa mexicana, lo cual me lleva al lo que Paz habla en acuerdo a la mujer mexicana.

Se refiere a la mujer como un ser inferior ya que al entregarse se abren  y hace que lo que radica en su sexo sea una “rajada” herida, jamás cicatrizada.  Paz habla de la mujer mexicana como un ser pasivo que es el reflejo de la voluntar y el querer del hombre. La mujer nunca es un ser autónomo que lucha por sus deseos, su pasión o caprichos, al contrario es pasiva y no tiene deseos propios.

Quizá este punto de vista seria valido hace unos 20 años o en comunidades pequeñas u rurales. Pero como mujer mexicana, de la ciudad de México (chilanga) puedo estar en total desacuerdo en la idea que la mujer es pasiva y no tiene deseos propios. Todas las influencias femeninas mexicanas que he tenido han sido mujeres llenas de pasión y absolutamente rigorosas y para nada pasivas. Como mi madre siempre me ha dicho (perdón por el léxico) “Hija, ser pendeja y hacerme la pendeja son dos cosas totalmente distintas”  La mujer mexicana en esta época tiene voz, coraje, sueños y desgraciadamente tiene miedo.  A pesar de que el símbolo más venerado es el símbolo de una madre, la mujer es victima de mucho dolor, físico y mental Es sometida a la rigurosa imagen del femenino ideal inspirado por nuestros vecinos del norte.

El mexicano puede ser superficial, pretencioso, y basado en la mentira como Paz dijo “Mentimos por placer y fantasía, si como todos los pueblos imaginativos pero también para ocultamos y ponernos al abrigo de intrusos” somos seres llenos de mascaras , y tan perdidos estamos en ellas que perdemos nuestra propia identidad , no somos lo que creemos ser , ni sabemos lo que queremos ser.

Lo que termina uniendo a estos géneros son el sufrimiento y la resignación. Pero en realidad los mexicanos ¿somos los únicos  resignados?